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de profesión incierta

artistas invitados

Eugenio d'Ors

Eugenio d'Ors

Sin embargo, la primera vez que uno se encara con la Capilla Sixtina lo mismo da, visto o no haya visto imágenes documentarias. Vale más, en fin de cuenta, para entender pronto de qué se trata, el haber leído aunque sea a un orador tan vago como don Emilio Castelar. Y no digo a autores del género de Taine, porque lo que hacen éstos es hablar de otra cosa; por ejemplo, de sociología. Y no digo a los historiadores porque éstos, cuando tendrían que hablar por ejemplo de pintores, lo que hacen es hablar de las partidas bautismales de sus hermanas.

 

 

 

Eugenio d’Ors. Artistas del XX. Editorial Elba.

El retrato es de Vázquez Díaz.

Una de dos

Una de dos

Pues el copista, en sus versiones modernas, es un ironista. Cuando no es un ironista es un imbécil.

 

 

Jean-Yves Jouannais. Artistas sin obra. Acantilado.

Kassel no invita a la lógica

Kassel no invita a la lógica

Como es habitual, Enrique Vila-Matas, en su libro sobre la Documenta de Kassel, juega a ser otro autor llamado Autre, juega a hacer como si se conmoviera frenta a alguna obra de arte de vanguardia, como si escribiera un texto que... 

Yo he decidido leerlo como si fuera una obra sadiana, buscando entre las disquisiciones filosóficas, las fases del flirteo del protagonista con María Boston. 

 

 

Retrato maldito/ maldito retrato

Retrato maldito/ maldito retrato

Si Poe hubiera sido, en realidad, tan desafortunado como Villon, Marlowe o Verlaine; si hubiera bebido como un cosaco y se hubiera entregado a todos los vicios, si hubiera cometido espectaculares crímenes, probablemente nos parecería admirable, pero resulta que era uno de aquellos tipos a quienes uno duda en invitar a una fiesta, porque se pone pesado después de beber dos copas…

 

 

W. H. Auden. El arte de leer. Lumen.

Auden

Auden

Muy pocos podemos jactarnos de no haber criticado un libro, o incluso a un autor, meramente de oídas; en cambio, muchos podemos presumir de no haber elogiado jamás un libro sin leerlo previamente.

 

Cuando alguien que es evidentemente bobo me dice que le ha gustado uno de mis poemas, siento como si le hubiera robado la cartera.

 

…su actitud se parece a la de aquella anciana a la que citaba E. M. Foster: “¿Cómo puedo saber lo que pienso hasta no ver lo que digo?”

 

 

W. H. Auden. El arte de leeer. Lumen.

Fotografía de Mark B. Anstendig. 

Ahí le ha dao

Ahí le ha dao

En torno al mito del individuo se construyó la sociedad de la masa.

 

 

Obras incompletas de Marcz Doplacié. Volumen I. Belleza Infinita.

Mensaje recibido

Mensaje recibido

 

 

 

Misterios

Misterios

En sus Micromemorias, editadas en Olifante, Miguel Mena dice algo que recuerdo haber pensado más de una vez:

Hay una cosa que jamás he entendido de Disney: ¿por qué en la misma serie, siendo los dos perros, Goofy habla y Pluto ladra?

Otra cosa que jamás he entendido es la "s" de Blancanieves.

 

 

Actualidad de una novela del siglo XIX

Actualidad de una novela del siglo XIX

Si los individuos se transforman en fragmentos de hombres, en instrumentos especiales de trabajo, y se asocian de un modo permanente para producir la obra común, los resultados materiales son maravillosos, la obra es tanto más grande cuanto mayor es la humillación de los obreros, cuanto más completa es la abdicación de su personalidad; entonces todos los hombres son esclavos, pero la libertad colectiva es permanente; todos son pobres, pero la sociedad, representada por los que dirigen y unifican esas fuerzas brutales, desborda de riqueza. Parecíame, pues, disculpable y hasta conveniente el problemático embrutecimiento y degeneración de mis gobernados si la agricultura, la industria y el comercio, fuentes vivas del país, según indiqué antes, salían con ello gananciosas.

 

 

 

Ángel Ganivet. La conquista del reino de Maya. Editorial Planeta.

Máximas

Máximas

Comparativamente los más torpes eran los pedagogos, que sabiendo leer y escribir aprendían más en los pergaminos que en la experiencia, y se distinguían más por la palabra que por la acción; de donde tuvo su origen un profundo proverbio maya, que dice: "La ciencia no entra por los ojos, sino por el pellejo"„ del cual parece una feliz traducción la sublime máxima: "La letra con sangre entra", que muchos dómines han desacreditado, interpretándola de una manera estrecha y disparatada. No hay saber tan alto como el saber dominar y enseñorearse de todos los estados de la vida, merced a la dura instrucción y práctica que los acontecimientos traen consigo.

 

 

 

Ángel Ganivet. La conquista del reino de Maya. Editorial Planeta.

Caricatura a punto de cruz

Caricatura a punto de cruz

Un día hice una caricatura de mi amigo Javier Torres. Ahora, una amiga suya, Ana Gracia, la ha pasado a punto de cruz.

Esta es la dirección de su blog:

http://anamariagracia.blogspot.com.es/

 

 

En Ruanda

En Ruanda

El aire particular que imprime a los hombres la comunidad de oficio sobrenada por encima del espíritu nacional y aun del espíritu de raza, y es seguro que si en estas latitudes hubiera barberos y diplomáticos, serían tan charlatanes y reservados, respectivamente, como nuestros diplomáticos y nuestros barberos.

 

 

 

Ángel Ganivet. La conquista del Reino de Maya. Editorial Planeta.

Los 12 colores de Hércules

Los 12 colores de Hércules

La revista franco-española Fuera (de) margen ha publicado un número dedicado al color, en el que aparece un artículo que me pidió la directora de la revista en España, Ana Lartitegui, sobre Los doce trabajos de Hércules de Miguel Calatayud y la psicodelia.

El artículo, titulado Los 12 colores de Hércules o el mito de la psicodelia, empieza así:

La pintura, antes de ser cubista fue fauvista.

Miguel Calatayud, también. Fauvista o psicodélico, que es como se decía entonces, porque ya se había descubierto el LSD y el centro artístico del mundo se había desplazado de Francia a Estados Unidos. 

 

 

 

El conde de Abranhos

El conde de Abranhos

Estoy leyendo El conde de Abranhos (Apuntes biográficos de Z. Zagalo), de Eça de Queirós, editado por Acantilado.

En la contraportada, el mismo autor explica de qué va:

El conde de Abranhos es un estadista, orador, ministro, presidente del Consejo, etcétera, etcétera, que bajo esa grandiosas apariencia resulta ser un bribón, un pedante y un burro. De manera que el propósito del libro (además de una crítica de nuestras costumbres políticas) es la exposición de las mezquindades, estupideces, bellaquerías y sandeces que se esconden bajo un hombre a quien todo el país proclama grande. Zagalo, el secretario, es tan necio como el ministro y lo más piquant del libro es que, queriendo hacer la apología de su amo y protector, el idiota de Zagalo nos presenta en toda su crudeza la nulidad del personaje.

En mi lectura, el conde de Abranhos unas veces tiene el aspecto de Wert y otras el de Gallardón. El secretario Zagalo siempre es Marhuenda.

 

 

 

Qué, pues

Qué, pues

Hace años, un amigo de Ejea de los Caballeros me aseguró que la expresión "Qué, pues" sólo se utilizaba en su egregia Villa. 

Ahora leo el libro de Javier Aguirre titulado Platón y la poesía, editado por Plaza y Valdés, y descubro que Sócrates se dirige a Ion varias veces diciendo: 

¿Qué, pues?

¿Era Sócrates de Ejea de los Caballeros? ¿Lo era Platón? Javier Aguirre, el traductor, es de Zaragoza... ¿Qué, pues?

 

 

Lichtenberg

Lichtenberg

Realmente hay muchísima gente que lee sólo para no tener que pensar.

 

 

 

G. C. Lichtenberg. Aforismos. Edhasa.

Sobre Piero della Francesca. Malraux citado por Herbert

Sobre Piero della Francesca. Malraux citado por Herbert

Sus multitudes escultóricas sólo se animan en una danza sacra... Este elemento es característico de la sensibilidad contemporánea, que exige que la expresión del pintor provenga de la misma pintura y no de las figuras que representa.

Esta característica es algo que suele pasar desapercibido para la mayoría del público de los museos.

 

 

 

Curiosidades históricas de actualidad

Curiosidades históricas de actualidad

Baissel, tras detallados estudios, demuestra que para comprar sesenta kilos de trigo, en el siglo XIV un albañil tenía que trabajar doce días, en el año 1.500, veinte días, y en el año 1882, veintidós días.

 

 

 

Zbigniew Herbert. Un bárbaro en el jardín. Acantilado.

La enseñanza compartimentada

La enseñanza compartimentada

Leyendo Un bárbaro en el jardín, de Zbigniew Herbert, publicado por Acantilado, encuentro una reflexión que me hacía en mis tiempos de estudiante:

Y en las clases de arte se dedica más tiempo a la época de Pericles o al Renacimiento que al increíble arte sumerio o a los inicios del románico. Toda esta maleta de "conocimientos" resulta completamente inútil a la hora de considerar no las épocas aisladas, sino la continuidad de los procesos históricos.

 

 


Tengo un librito que alguien recibió de los Reyes Magos en 1946. Está publicado en Argentina pero en la cubierta figura la dirección española.  Es una recopilación de textos de Azorín, destinada a ser libro de lectura de los escolares de la época. En el prólogo dice:

Nos hemos enterado de la dificultad con que tropiezan los profesores de castellano al seleccionar las lecturas que deben completar el programa de primero, segundo y tercer años en los establecimientos de enseñanza media.

Añade que la encargada de la selección ha tenido en cuenta, principalmente, la capacidad de los alumnos y sus preferencias.

El libro empieza así:

Lector: yo soy un pequeño filósofo; yo tengo una cajita de plata llena de fino y oloroso polvo de tabaco, un sombrero grande de copa y un paraguas de seda roja con recia armadura de ballena. Lector: yo emborrono estas páginas en la pequeña biblioteca de Collado de Salinas. Quiero evocar mi vida. Es medianoche; el campo reposa en un silencio augusto; cantan los grillos en un coro suave y melódico; las estrellas fulguran en el cielo fuliginoso...

Y sigue y sigue y sigue... Pobres niños de entonces. Pobre de mí.