El conde de Abranhos
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Estoy leyendo El conde de Abranhos (Apuntes biográficos de Z. Zagalo), de Eça de Queirós, editado por Acantilado.
En la contraportada, el mismo autor explica de qué va:
El conde de Abranhos es un estadista, orador, ministro, presidente del Consejo, etcétera, etcétera, que bajo esa grandiosas apariencia resulta ser un bribón, un pedante y un burro. De manera que el propósito del libro (además de una crítica de nuestras costumbres políticas) es la exposición de las mezquindades, estupideces, bellaquerías y sandeces que se esconden bajo un hombre a quien todo el país proclama grande. Zagalo, el secretario, es tan necio como el ministro y lo más piquant del libro es que, queriendo hacer la apología de su amo y protector, el idiota de Zagalo nos presenta en toda su crudeza la nulidad del personaje.
En mi lectura, el conde de Abranhos unas veces tiene el aspecto de Wert y otras el de Gallardón. El secretario Zagalo siempre es Marhuenda.
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