Máximas
Comparativamente los más torpes eran los pedagogos, que sabiendo leer y escribir aprendían más en los pergaminos que en la experiencia, y se distinguían más por la palabra que por la acción; de donde tuvo su origen un profundo proverbio maya, que dice: "La ciencia no entra por los ojos, sino por el pellejo"„ del cual parece una feliz traducción la sublime máxima: "La letra con sangre entra", que muchos dómines han desacreditado, interpretándola de una manera estrecha y disparatada. No hay saber tan alto como el saber dominar y enseñorearse de todos los estados de la vida, merced a la dura instrucción y práctica que los acontecimientos traen consigo.
Ángel Ganivet. La conquista del reino de Maya. Editorial Planeta.
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cano -
Lola -