FINAL FELIZ
En realidad, este viaje fue un fracaso. No se puede ir a los sitios con ideas preconcebidas. Buscábamos a los innumerables franceses vestidos de neopreno que colapsan la circulación en los cañones de la Sierra de Guara, y no vimos ni uno. Y el caso es que, haberlos, haylos. En todos los bares de la comarca alquilan neoprenos. Por algo será.
Ismael, que no es hombre que se amilane por tan poca cosa, enseguida encontró motivos suficientes para disfrutar del que era nuestro último viaje de verano.
1– Veánlo, por ejemplo, saboreando un excelente crianza junto a Maribel, responsable de marketing de Bodegas Enate. ¿Quién se acordaba en ese momento de los barranquistas?
2– Tras una larga caminata desde Lecina, se llega a los covachos de Barfaluy, donde pueden observarse unas curiosas pinturas rupestres ayudados por una “chuleta” que proporciona el guía. Los covachos están, por cierto, en el barranco de La Choca, un espacio protegido y vedado a los barranquistas.
3– Ismael, todo profesionalidad, estaba dispuesto a encontrar barranquistas como fuera y no dudó en aventurarse intrépidamente por las pasarelas que en descenso vertiginoso bajan desde Alquézar hasta el río Vero.
4– Sin barranquistas, tuve que enfrentarme al paisaje. Leí hace poco un artículo de J.J. Millás, en el que decía que si en los viajes el vídeo ha ganado la partida al paisaje que se ve por la ventanilla, es porque los viajeros piensan que el paisaje no tiene argumento. Permítanme despedir esta serie en la que he evitado el paisaje, con uno de argumento evidente: En Alquézar, como en tantos otros sitios que hemos visitado, siguen trabajándose el turismo cultural como una clara apuesta de futuro.
0 comentarios