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de profesión incierta

Los hijos del señor de la entrada de abajo

– ¡Mira, ese es el bar de las tapas! Cada día ponen las tapas a un euro y las ensaladas, a dos. Cada día.

– ¿Y hoy?

– No, hoy, a precio normal.

– ¡Oye, pues podríamos haber venido ayer y habernos echado siete u ocho tapas entre pecho y espalda!

– Es que no era hora de tapas.

– ¡Bah! ¡Yo, a cualquier hora me como treinta y una tapas y me quedo tan ancho!

 

 

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