Crítica de cine.
Voy a ver Martha-Marcy-May- Marlene a los Palafox y, justo al empezar la película, entra el acomodador con una pareja y les guía hasta la última fila. Mientras les está atendiendo, entran dos ancianas que casi no pueden andar y empiezan a subir las gradas trabajosamente sin dejar de hablar ni un momento: "¡Que no veo! ¡Espera, que no puedo, que está muy alto esto! ¡¿Tú sabes dónde estamos?!" Etc. Cuando llegan a la penúltima fila, el acomodador les mira las entradas y les pide que lo acompañen. Vuelven a bajar, con más dificultad si cabe y sin dejar de hablar ni un momento. Algún espectador pide silencio a gritos pero, concentradas en el descenso y en su conversación, ni se enteran. Al llegar abajo del todo, el acomodador les acompaña hasta la puerta. Se han equivocado de sala.
Fue lo más divertido de la película.
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