Una señora con sus amigas
– Mi hermano es un chulo y un imbécil, un prepotente y un gilipollas. Así lo hicieron mis padres. Mi madre, como una gilipollas, "¡Ay mi chico, ay mi chico!", pues, mira, ahí tienes a tu chico, que cuando se enteró de que había vendido la casa de Pedro Cerbuna... eso sí que lo llevó mal, se quedó... con lo que costó esa casa, que el muy gilipollas, encima, la malvendió, con lo que había costado, con los esfuerzos que costó... Y mi padre, por querer realizarse en él, que hiciera las cosas que él no había podido hacer, pues, lo mismo. Bueno, pues vino de crecido...
– Crecido pero desagradable.
– Muy desagradable. Ahora, que mira, eso que le tengo que agradecer, que así no me costó nada decirle "Ya te puedes ir a donde has pasado estos veinte años, que nosotros no te necesitamos para nada". Me lo puso muy fácil, la verdad.
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