Trabajando por encargo
Cuando el conde Keyserling "sufría los horrores del insomnio que no le daban tregua", encargó a Johann Sebastian Bach una música... somnífera. Dicen que Bach aceptó a regañadientes este encargo impropio, que, para colmo, estipulaba que la pieza debía ser ligera y amena. Así nació un aria serena con treinta variaciones rebosantes de virtuosismo, llamadas variaciones Goldberg...
Andrzej Szczeklik. Catharsis. Acantilado, 2010.
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