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de profesión incierta

Rabia

Rabia

Se cuenta que el pintor griego Protógenes, que vivió en el siglo IV a. C., intentaba una vez dibujar un perro agotado y enfermo. Protógenes estaba satisfecho de la figura que había trazado, pero no conseguía, a pesar de que lo intentaba con gran dedicación, representar la espuma que salía de la boca del perro agonizante. Al final, desesperado porque los retoques empeoraban más y más el resultado, se dio por vencido y en un ataque de ira lanzó contra el lienzo una esponja que usaba para humedecer los pinceles. El golpe dio de lleno en la boca del perro, mojó la pintura y por puro azar consiguió el efecto tan buscado.

 

 

Irene Vallejo Moreu. El pasado que te espera.

6 comentarios

cano -

¿Que no ha pintado nunca perros rabiosos?
Don Harry, es usted más raro de lo que pensaba.

Harry Sonfór -

A mí. Nunca me ha dado por pintar perros rabiosos. Soy un hombre decente, oiga.

cano -

Puede ser... pero, ¿a quién no le ha pasado alguna vez lo mismo?

Harry Sonfór -

Para mí que esta anécdota es del bueno de Vasari, que se le ocurrían unas cosas..., madre si era ocurrente el hombre.

cano -

Sí, señor, tirando la esponja una y otra vez, a ver si hay suerte...

Vicente -

¡Ahí estamos!