Winnaretta Singer
Distante, intelectual, secretamente lesbiana, Singer poseía ella misma la personalidad de un artista. Se sentaba en una silla de respaldo alto delante del resto de la audiencia de modo que no pudiera ser distraída. Muchas cosas le desagradaban, nada le sorprendía. Cuando le llevaron los instrumentos para Les noces (de Stravinsky) en su casa de la avenue Henri-Martin, un mayordomo anunció, con un tono de voz horrorizado: "Madame la Princesse, han llegado cuatro pianos". A lo que ella contestó: "Que pasen".
Alex Ross. El ruido eterno.
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