VIAJE AL OTRO MUNDO
“Hay otros mundos, pero están en éste”, dijo el surrealista. “Hay otros mundos, pero son más caros”, apostilló el humorista. Nuestro viaje por el Bajo Aragón demuestra que ninguno de los dos estaba equivocado.
1– En la Torre del Visco, Jemma y Piers sirven el desayuno en la cocina. Han preparado la mesa con productos elaborados por ellos mismos: Queso fresco, requesón, mermeladas, zumos, mantequilla, bizcocho, pan tostado... Jemma propone empezar por algo fuerte: huevos con bacon o jamón, quizás. Entonces baja un huesped mallorquín con su cajita de All-Bran de Kellogg’s y Jemma y Piers, los perfectos anfitriones, con auténtica flema inglesa, sirven el café.
2– En el Molí del Hereu se come rodeado por prensas y molinos de aceite. En este museo-restaurante, la presencia del aceite es abrumadora, tanto en la decoración del local como en el conejo escabechado del menú.
3– Visitamos a Teresa Jassá en su taller de cerámica junto a la antigua balsa de Calaceite. Nos cuenta: A/ que tiene un ataque de artrosis que no se puede mover, B/ que unos franceses van a recrear en teatro la leyenda que sobre la sirena de la balsa de Calaceite escribió Javier Aguirre y C/ que esa leyenda es falsa y la inventó el propio Aguirre.
No sé, no sé...
4– En La Parada del Compte, cada habitación está decorada rememorando un lugar distinto. Ocupo la Mérida, que quizás resuma mejor que ninguna otra la personalidad del propietario, una especie de mediterraneidad exacerbada en la que se dan cita la Roma antigua y la Barcelona más lúdica y cosmopolita.
Me sumerjo en las mini-termas de mi habitación y, en lugar de tomar un baño, tomo un apunte.
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