ARTE Y PARTE
Empecé esta serie con un alegato antipaisajista y me encuentro con un Encuentro de Pintores de Paisaje en Albarracín.
Albarracín es una ciudad tan compleja como las formaciones geológicas que la rodean. Por el color de sus fachadas y el arremolinamiento de sus calles, alzadas sobre el verdor de la vega, se asemeja a una rosa. Solo que la rosa ha sido siempre un símbolo de la fugacidad de la belleza y Albarracín lucha por mantener su belleza inalterable. Etc.
Hay que ser un poco burro para empecinarse en dar formato de tarjeta postal a cosas así.
1– A pesar de todo, resulta conmovedor ver a los pintores afanados ante el lienzo con problemas, casi siempre, irresolubles. Por la noche, en el coloquio que azuza más que modera ese monstruo de la cultura y de la comunicación que es Antón Castro, los pintores hablan del Alma, el Espíritu, la Belleza y la Esencia. Parece que en cualquier momento van a decir “inefable”, pero no.
2– Antonio, el “Canuto”, es otro artista. Fabrica yeso rosa de forma totalmente artesana. Trabaja con energía y seguridad y cuando habla de su trabajo no divaga. Sus explicaciones técnicas tienen un sencillo aliento poético.
Antonio realiza su trabajo en condiciones extremas: produce su excelente yeso en un ribazo. A la Fundación Santa María, que tanto hace por la imagen de Albarracín, no parece importarle mucho.
3– Ramiro, el alcalde de Peracense, se reconcome hablando de la excesiva colonización valenciana del vecino pueblo de Bronchales. Mientras, los valencianos ocupan las últimas almenas de su inexpugnable castillo.
4– Nuestro amigo Luis es coleccionista de antigüedades y un guía excelente. De su museo, más o menos imaginario, destaca, entre otras piezas, el arrecife fósil de Ojos Negros y esa encina de 1.300 años.
0 comentarios