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de profesión incierta

Canfranc

Canfranc

El pasado domingo, 19 de julio, como todos los años desde hace 22, se celebró un acto reivindicativo por la reapaertura del Canfranc en la estación del mismo nombre. Si otros años los organizadores habían invitado a poetas, músicos o fotógrafos, este año nos invitaron a los pintores, quince o veinte, que subimos y bajamos en el canfranero y nos dedicamos a perpetrar apuntes de todo cuanto vimos. Posiblemente el próximo año vean nuestros trabajos en una exposición.

En representación de todos ellos, me tocó poner la nota cultural en el susodicho acto y esto es lo que dije:

En 1844, Turner pinta Lluvia, vapor y velocidad, un cuadro en el que el protagonista es un tren que atraviesa la pintura hacia el futuro.

 

En 1862, Daumier, el somarda indómito, pinta El vagón de tercera, lleno de chisteras, después de que otros pintores más académicos hubieran pintado repetidamente el vagón de primera.

 

En 1877, Monet pinta La estación de Saint-Lazare.

Y muchos trenes.

 

En 1904, Darío de Regoyos pinta Viernes Santo, un cuadro en el que el protagonista es un tren que avanza hacia el futuro, cruzándose con una procesión.

 

En 1909, Kandinsky pinta El tren de Murnau, que también avanza hacia el futuro, pero en sentido contrario al tren español. Sólo faltan dos años para que Kandinsky se vuelva abstracto y se nota.

 

En 1913, Giorgio de Chirico pinta varias melancolías metafísicas en las que aparece o desaparece un tren, tras una tapia turinesa.

 

En 1964, John Frankenheimer filma El tren, una película con un tren lleno de pinturas robadas y embaladas por los nazis, en los estertores de la II Guerra Mundial.

 

1971 se considera el año en que aparecen los primeros grafiti en los trenes de Nueva York. Si en la película anterior, la pintura viajaba dentro del tren, a partir de entonces viajará fuera.

 

1980. Lunes, 11 de febrero. 22 horas. Estación de Lyon. Andén H.

Sophie Calle sube al tren, siguiendo a un desconocido hasta Venecia, para someterlo a una intensa y discreta vigilancia. La documentación de su acción se conoce como Suite veneciana y marca un hito en la historia del arte conceptual.

 

2015. ¿Y nosotros? Nosotros hacemos una síntesis. O un surtidico, como quieran. Nos toca ser eclécticos. Pintamos trenes, desde el interior como Daumier o desde el exterior como Turner, Regoyos o Kandinsky; pintamos la estación como Monet o de Chirico; nos abstenemos civilizadamente de realizar grafitis porque nos da la gana y, en lugar de viajar tras un desconocido como Sophie Calle, viajamos persiguiendo una utopía. O dos.

 

 

 

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