Una señora mayor y otra señora con marido e hijo
– Decía: ¿Es o no es? Después de tantos años...
– Pues, bueno, yo siempre por aquí...
– Pero hacía mucho que no te veía.
– Pues, por aquí siempre. ¿Y tú?
– Bien, ya ves... Bueno, que viene el autobús, me alegro de verte...
– No, si nosotros subimos en este, también.
– ¡Ah, que subís en este! Pues, nada...
– Pasa...
– No, que me quedo aquí, que bajo en Escolapios.
– Nosotros, también.
– ¡Madre, ¿este es tu chico?!
– El pequeño.
– ¡Madre el pequeño! ¿Qué años tiene, pues?
– Trece. La mayor ya tiene veinte.
– Chica, chica, como pasa el tiempo. ¡Madre, cómo está! ¿A quién ha salido, pues, tan alto y tan lustroso?
– A su padre.
– Como pasa el tiempo. Ochenta y dos tengo yo ya, ¿eh? Que cuando he oído el payaso ese que se ha muerto con ochenta y tres digo: Mira, uno más que yo. Maña...
– ¿Quién se ha muerto?
– ¡El payaso ese, ¿no sabes?!
– No...
– Pues si han estado toda la tarde sacándolo en la tele...
– Pero, se ha puesto el chico un juego y ya no he visto nada.
– ¡El Miliki!
– ¿Miliki se ha muerto?
– El Miliki. Toda la tarde llevan en la tele sacándolo.
– Ya, ya, que no he visto nada. No sabía.
– Pues, yo, te miraba, te miraba y decía: ¿Es ella o es su madre?
– Hombre, mi madre es más mayor.
– Ya, pero después de tanto tiempo, como os parecéis tanto...
– Eso dicen, que me parezco mucho a mi madre...
– Y tu madre, ¿qué tal?
– Bien... Hala, que ya estamos.
– Espera, que me cuesta bajar...
4 comentarios
cano -
Vicente -
¡Bravo, maestro!
cano -
Josep M. Fernández -