Dos jubilados
- Mira, ya le están dejando a ese la receta.
- Que le han oído carraspear y han dicho: Toma, la receta.
- El otro día, aparcó uno ahí para entrar a esa tienda y aún no había llegado a la puerta y ya estaba el guardia haciéndole la receta. En lugar de decirle: ¡¡¡Eh, ahí va de ahí!!! Nada, directamente, a multar.
- Es que van...
- ¿Te acuerdas en 1950, que sólo había dos guardias? El Manolete y el Canario. ¿Cuántos guardias hay ahora?
- Me acabas de nombrar al mejor torero y al extremo del Zaragoza.
- Jejeje... Así se llamaban, oye: El Manolete y el Canario.
- Me acuerdo perfectamente dónde estaba yo cuando mataron a Manolete.
- ¿Ya habías nacido tú, entonces?
- Yo nací en 1940. Así que siete años tenía.
- Un pipiolo. Yo acababa de llegar en tren: "¡Que se ha muerto Manolete, que se ha muerto Manolete!!", por todos sitios... En Linares le mató el toro.
- Sí, señor. Me acuerdo perfectamente.
- Pues, el Manolete y el Canario, estaban los dos siempre en la Plaza España.
- Pa’ encorrer bicicletas, porque coches... Pocos había en esa época.
- ¿Tú te acuerdas de los gachógenos?
- Ahí en la estación estaban los depósitos que venían de...
- No, no... Yo no digo los gasógenos, digo los gachógenos...
- ¿Los gachógenos?
- Unas bicis con un carrico de dos asientos, que se ponían al lado del Ambos Mundos.
- No me acuerdo...
- Sí, hombre... Y la gente tenía una mala idea... Se montaban dos gordos que casi no cabían en los asientos y decían: "A las Delicias". Y subía el otro por la cuesta del paso a nivel echando los bofes...
2 comentarios
cano -
Josep M. Fernández -