El señor que se quedó en la entrada anterior y una señora.
– ¡Hombre, Marcela! ¿A que no sabes quién acaba de bajar?
– ¿Quién?
– El Jacinto.
– ¡Ah! ¿Y qué cuenta?
– M’ha soltao un rollo con uno de su pueblo… Tú lo conocerás: El Fermín, uno que tiene novent’años y sus hijos no quieren trabajar…
– No quieren trabajar en el campo, que las hijas, en la casa rural que tienen, bien que trabajan… Y las de Zaragoza, igual… y el Chiqui… pues el Chiqui ya sabemos que está más p’allá que p’acá pero, bueno, el mozo hace lo que puede…
– M’ha dicho que se le mató otro hijo…
– Sí, se ahogo. Si es que les ha dao una vida… La mujer, siempre embarazada, que tuvo once hijos… y golpes, en fin… Y supongo que con los hijos, pues igual.
– Pues, debe tener muchas tierras porque m’ha contao el Jacinto que le va a regar los olivos, los almendros…
– ¿Sabes de qué tiene el Fermín tantas tierras?
– ¿De qué?
– De qu’es un chivato, de que cuando la guerra era un chivato y se fue quedando las tierras de todos los que delataba. De eso le viene…
– Pues, vaya…
– Por eso te digo que poca pena…
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