La fe en el médico
Cuando Alejandro Magno cayó gravemente enfermo, los médicos no se atrevían a tratarlo por miedo a pagar con la cabeza la muerte del paciente. Sólo Filipo de Acarnania, médico y amigo del rey, tuvo el valor de acudir en su socorro y preparó un remedio. Y entonces Parmenio, el más fiel de los cortesanos, mandó al soberano una carta de advertencia. "Majestad –decía la carta–, el rey de Persia, Darío, ha sobornado a Filipo con promesas de matrimonio con una de sus hijas, y éste viene ahora a envenenarte". El rey no mostró la carta a nadie, pero cuando Filipo le trajo el cáliz con la medicina, se la dio a leer mientras bebía la mixtura sin miedo. Uno leía y el otro bebía, hasta que, al final, se miraron a los ojos.
Andzrej Szczeklik.
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