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de profesión incierta

ocurrencio

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La lectura de Baudrillard y ciertas noticias de actualidad en aquel momento, me llevaron a escribir esto, hace ya unos años:

La capacidad de simulacro de la anti-ciencia puede vencer en capacidad simuladora a la propia ciencia. Pese al dictamen de los científicos sobre la falsedad de la Sábana Santa de Turín, la reliquia se sigue adorando como verdadera. No sólo eso. Si la ciencia dictamina que la reliquia es falsa, se cuestiona a la propia ciencia otorgando poderes sobrenaturales a la reliquia: Quién la visite en determinadas fechas será perdonado del “pecado de aborto” por simple decisión del obispo de la ciudad que la custodia. Al mismo tiempo, la Iglesia no se pronuncia sobre la autenticidad o no del Sudario. Esa posibilidad de que un objeto falso, un simulacro, ostente poderes sobrenaturales con plena conciencia del juego y el artificio, excede todo cuanto pueda hacer el arte en el mismo sentido. 

 

 

2 comentarios

Harry Sonfór -

Sin ningún género de dudas, la sábana de Turín es verdadera. De tela buena. Que sea santa o no es otra cosa, pero que es una sábana, eso no lo puede negar nadie.

Vicente -

Una buena observación. Una correcta reflexión. Un estilo impecable.
Lo bien escrito no se resiente por el paso del tiempo.
La necesidad de creer que tiene el hombre acarrea consecuencias de dimensiones cósmicas. Este tema es
actual y eterno.
Creo que es imposible liberarse de la necesidad de creer. Como mucho, podemos ir depurando nuestras creencias.
Me temo que inevitablemente siempre partimos de un prejuicio.
Saquémosle partido a nuestra plasticidad neural.
Solve et coagula.