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de profesión incierta

Un joven y un señor

–¿Te puedo plantear un problema generacional?

–Hombre, claro.

–Es que estoy muy rayado porque me estoy dando cuenta que somos una generación de pagafantas.

–Pues, si vieras nosotros...

–No, verás, es que mi generación, desde que hemos nacido, estamos viendo películas en las que se dice que todos los hombres somos igual de cabrones, igual de hijoputas, todas las películas igual, pero no hay ni una sola en la que se diga que todas las tías son unas putas, por ejemplo...

–No te pases.

–¡Pero, si es que es verdad! De las tías no se puede decir nada y de los tíos... Y claro, nos hemos vuelto todos pagafantas. Y lo malo, lo que me raya es que parece que soy el único que lo ve, parece que están todos tontos, tío, es alucinante, ¡Soy el único que se da cuenta de lo que pasa!

–¿Y qué piensas hacer?

–No sé, tío... Tendré que ser como un profeta clamando en el desierto...

–Dí que sí, Nietzsche.

–¡Eso, tío, soy como Nietzsche, es verdad! Bueno, aún estaré en el estado de camello, seguramente, pero voy a ser el profeta del superhombre: ¡¡¡El superhombre no paga Fantas!!! Guay, tío.

 

 

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