Nobleza baturra
Ayer me contaba un amigo que el día que murió su padre pasó un vecino del pueblo, tan ignorante como redicho, y cuadrándose ante él, le espetó con gesto compungido:
–Me congratulo con tu dolor.
Por corresponder, le conté una anécdota que quizás ya conozcan porque me repito.
Cuando mi hermana se quedó viuda, recibió la llamada telefónica de una vecina del pueblo:
–¡Ay, maña, ya me he enterado! ¡Menuda desgracia más grande! Hija, te acompaño en el sentimiento.
–Muchas gracias.
–Tu marido, también, te ha dejado en el peor momento.
–Mujer, todos serán malos.
–Sí, sí, pero ahora precisamente... Con la edad tan difícil que tienen tus hijos.
–Pero son buenos chicos.
–Buenos chicos, buenos chicos... Ahora, sin su padre, empezarán a beber y a drogarse...
–Que te digo que son buenos chicos, que ni beben ni se drogan.
–Sí, ya, pero, ¿y si un día les da por beber y cogen el coche y se matan?
–¡¡Que te digo que no beben!!
–Ya, pero si el que viene de frente va borracho, no se salvarán.
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