Crítica
Entro en un bar de Muel con algunos amigos. Hay unos vecinos del pueblo sentados en una mesa junto a la entrada que nos miran con la curiosidad acostumbrada. Uno de ellos se dirige a mi amigo Pedro José.
– ¿Sabe a quién me recuerda usted?
– Dígame.
– Al profesor Guillermo Fatás.
– ¡Mi hermano!
– ¡No me diga que es su hermano! Ya me parecía a mí...
Intervienen todos los demás en la conversación que se alarga durante unos minutos. Pedro José, tan discreto como siempre, por perder protagonismo, me presenta:
– Y este es cano, el que hace la viñeta.
– No sé... Yo, el Heraldo, lo miro de vez en cuando.
– ¿Tienen aquí el Heraldo? Miren, esta viñeta.
– ¡Ah, ¿la viñeta donde pone cano?!
– Sí, esta.
– Bueno, ¿sabe?, no tengo yo estudios para eso... Oiga, las cosas claras, que a mí me gusta decir las cosas claras. Por eso he perdido tantos amigos...
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cano -
Guillermo -