Dos señoras jóvenes
– ¿Sabes quién estaba? Esa que va tan guarra, que da tanto asco...
– ¿Allí, con los ancianos?
– Sí, yo creo que esa es prostituta pero, allí estaba, yo qué sé... Hará las dos cosas, yo qué sé...
– No sé si hablamos de la misma: una que va con la cara toda sucia, los pelos por aquí, el pintalabios así... Que no sé si es drogadicta...
– La que te digo yo sí que debe ser drogadicta además de loca. Que lleva la cara que da asco, que yo procuro no estar cerca de ella porque me da un asco... Bueno, pues, esa está con un celador.
– ¿Qué me dices? ¿Con un celador, esa?
– Oye, con un celador está.
– ¿Y qué hace un celador con una mujer así?
– ¡Ay, chica, yo que sé!
– Algunos, también... Pues, para mí, que además de drogadicta es prostituta, porque yo la he visto por aquí, ya sabes... Yo no he visto nada pero...
– Sí, si a mí me dijeron que sí que lo es.
– ¡¿Lo ves?! ¡Qué ojo tengo! Y eso que a mí no me habían dicho nada, ¿eh?
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cano -
Nines -