Una señora y una señorita
– Cara de pan.
– ...
– Digo que no me había acordado de comprar pan, pero ya tienes tú cara de pan.
– Ya.
– Oye, cara de pan tienes.
– Cara de padre.
– Eso, también.
– Si lo tuviera.
– Padre tienes, lo que pasa...
– De portavoz, podríamos decir.
– ¡Équilicua!
– ...
– Mira qué cría.
– Ya.
– Qué mona.
– Es una gorda.
– No, no está gorda. Está rellenina, no es una cosa exagerada.
– Está gorda.
– Así de rellenita estabas tú de pequeña.
– Ya.
– Después, empezaste a andar y te estilizaste mucho.
– Será que el andar me estiliza.
– Eso será.
– En eso estoy.
– ¡Qué vas a estar! Esta semana has hecho mucho el idiota. Anda, que la bolsa de chuches que subiste el otro día...
– Bueno, es que me gustan.
– Pues ya verás para quitarte después eso de aquí. Ya verás lo que te va a costar.
– No, que ya no me compro más.
– Te vas a enterar de lo que cuesta quitarse eso de aquí, te vas a enterar...
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