Dos ancianos
– No había tenido nunca perro y estaba... Claro, que su vecino se quejaba porque ladraba por la noche y eso... Que si llamaba a la policía...
– Cuida no te pongas a gritar tú por la noche y llamen los vecinos para que te detengan.
– No... Total, que el otro día se le escapó el perrico y ha desaparecido. Por lo visto, le dio un tantarantán el autobús, que vete tú a saber si no se habrá muerto y estará tirao por algún solar.. o se despistaría con el susto y se ha perdido. Espera, que me llaman. ¿Sí? Sí... sí... vale, pues ya te espero. Hala, hasta luego.
– ¿No cuelgas?
– Ya está colgao. Con que cierres... Ves, este aparato no tiene ningún ganchico para colgarlo como si fuera un jamón.
– Ya me entiendes, coño. ¿No tienes que pretar ahí?
– Que no, que se cuelga cerrando. Es el teléfono de mi chico, ¿sabes?
– Oye, que eres tú mu moderno.
– Y más que me volveré.
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