Una señora y el conductor
– Ven, ponte aquí.
– Yo, por si subía gente.
– Ponte tranquila. Deja aquí encima la bolsa.
– ¿No te impido?
– Nada, tranquila.
– Ya vengo de san Blas.
– San Blas, patrón de la garganta y para san Blas, la cigüeña verás.
– ¡Ya la he visto esta mañana! Bueno, la veo todos los días, no te creas.
– Ya llevan días, ya.
– Lo que he visto han sido unos pájaros negros que no se acababan nunca. ¡Madre si había! Pues que no acababan nunca de pasar, que se hacía eterno...
– Serían estorninos, una plaga de estorninos.
– ¡Madre...! Pero, ¿tú sabes?
– Ya, ya...
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