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de profesión incierta

Una señora y el conductor

– ¡Oiga, que no ha parado!

– Señora: es que no ha tocado usted.

– ¿Cómo que no he tocado? ¡Claro que he tocado!

– Si hubiera tocado, se habría encendido el piloto.

– ¡No sé si se habrá encendido o no se habrá encendido el piloto, yo he tocado!

– Vale, señora, para usted la perra gorda.

– ¡Y para usted, el duro, no te fastidia!

– ¿Se baja ahora o qué?

– ¡No, voy hasta el final y daré la vuelta!

– Como quiera.

– ¡No, como quiera no! ¿Usted se cree que tengo ganas de hacer una excursión con el autobús o qué, con la prisa que llevo? ¡Iba a la residencia, que está mi madre muy grave y, ahora, tarde! ¡Tarde y mal! ¡Ah, pero voy a estar tocando todas las paradas!

– Toque y verá como funciona.

– ¡A la tercera! ¡A la tercera se ha encendido!

– Hay que tocar hasta que se encienda.

– ¡Pues que lo arreglen!

– ¿Ha visto como se enciende?

– ¡Porque habrá tocado usted algún botón!

– ¡Yo que voy a tocar desde aquí, señora!

– ¡A saber que ha hecho con los botones!

– ¿Y qué quiere que haga?

– Pues, ¡arreglarlo, si no funciona bien!

– Ahora.

– ¡Ahora, no, cuando llegue a cocheras!

– No pienso hacer otra cosa que ponerme a arreglarlo.

– ¡Mandar que lo arreglen! ¡Pues, vaya servicio! ¡Nosotros somos usuarios y nos merecemos un buen servicio! ¡Así va todo!

 

2 comentarios

cano -

Pues, sí, señor Larraz, son todo un clásico.

larraz -

Perlas como esta en el Caribe monegrino no faltan.