Sibelius y Olin Downes
En 1937, el crítico escribió una segunda carta en la que incluía los sentimientos de nada menos que Louise Corson Downes: "Mi madre y yo hablamos a menudo de usted y ha vuelto a preguntarme por su Octava Sinfonía (...). "Dile al Sr. Sibelius que no estoy tan preocupada o inquieta por su Octava Sinfonía, que sé que él acabará a su debido tiempo, como por su Novena. Debe coronar su serie de obras en esta forma con una novena sinfonía que representará la cima y la síntesis de todos sus logros y que nos legará una obra que será digna de uno de esos pocos elegidos que son los verdaderos descendientes y herederos artísticos de Beethoven."
Como si no fuera suficiente la presión de las madres de los críticos musicales, Sibelius estaba cavilando sobre la recepción que le dispensaban en Europa.
Alex Ross. El ruido eterno.
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