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de profesión incierta

Jotas verdes

Jotas verdes

Ayer por la mañana me encontré en el Coso con una amiga. Hablábamos animadamente cuando se nos acercó sonriendo una señora de aspecto apacible y recatado. Nos miró fijamente y nos preguntó:

– ¿Les puedo cantar una jota verde?

– Naturalmente, le contestamos.

– ¡A la jota jota que bailan los perros, levantan la garra y enseñan los huevos!

– Está muy bien, ¿eh?

– ¿Les canto otra?

No la recuerdo exactamente, pero se trataba de un gato que por la escalera le metía la quinta pata a la gata.

– ¡Vaya, como está usted por la mañana!

– Sí, gracias. Adiós.

– Adiós, señora.

 

La foto es de V. Almazán.

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