Dos hispanoamericanas
– Creo que le puedes llamar, pero no sé que día. Y si no, le puedes mandar un mensaje que lo recibirá.
– Es igual, ya lo veo una vez a la semana.
– Pero los mensajes sí los recibe.
– Que es igual, que me tiene muy harta.
– Y si quieres mandarle algo, puedes decírselo a mi primo que es pastor y va mucho por allí.
– ¿A qué?
– A predicar, claro.
– A predicar, sí, pero a otra cosa... No creo que pueda hacer mucho porque éste está en un módulo que es un horror...
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