La caña de la doctrina
Es el título de la obra con la que participo en CAÑARTE y el texto que figura en la etiqueta. En la caña pone: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".
Es el título de la obra con la que participo en CAÑARTE y el texto que figura en la etiqueta. En la caña pone: "Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".
- Cegándome en rojo, 1990-97, acrílico sobre tela, 81 x 100 cm
Cegándome en rojo los ojos. Luis Buñuel.
Formó parte de la misma exposición que el cuadro anterior. Igual que en Solo en un charco, el texto aparece en el centro del lienzo cortando la pintura en dos, de la misma manera que la cuchilla corta el ojo (tall a l´ull) en Un chien Andalou. Dos bayonetas en el paisaje y una cruz enterrada.
Larroy
Solo en un charco, 1997, acrílico sobre tela, 97 x 130 cm
Sólo en un charco croaban los ojos de Luis Buñuel. Luis Buñuel.
Esta frase forma parte de los últimos versos del poema Palacio de hielo que Luis Buñuel publicó en 1929 (el mismo año de El perro andaluz, su primera película) y que dicen así: “Una enfermera viene a sentarse a mi lado en la mesa del café. Despliega un periódico de 1856 y lee con voz emocionada:
“Cuando los soldados de Napoleón entraron en Zaragoza en la VIL ZARAGOZA, no encontraron más que viento por las desiertas calles. Sólo en un charco croaban los ojos de Luis Buñuel. Los soldados de Napoleón los remataron a bayonetazos” ”.
Este cuadro que se apoya en un marco pintado y en una muleta, formó parte de la exposición Tall a l´ull en la galería Luis Moret de Reus.
Larroy
Gos pujant una escala, 1995, acrílico sobre tela, 162 x 114 cm
Gos pujant una escala (Perro subiendo una escalera).
Formó parte de la exposición Cano de 1996 en Renta 4, Zaragoza. El perro de Goya pintado a la manera mironiana sube por la rampa catalana que Duchamp bajaba desnudo para ir a jugar al ajedrez.
Larroy
Elegía, 1965-1992, óleo sobre tabla entelada, 68 x 200 cm
1972...........1992.
En 1965, con 17 años, siendo estudiante de Bellas Artes, Cano ejerce de ayudante de su padre y, con el entusiasmo propio del aprendiz, acomete la tarea de pintar al óleo innunerables hojitas en el encargo de esta puerta de afrancesado aroma oriental. El paisaje lo recupera en 1992, lo horizontaliza y lo entierra en el blanco vacío acompañado de una tabla numérica, a modo de epitafio, que bien podría corresponder a los años transcurridos desde su primera exposición individual.(Expuesto en Cano, 1996, en Renta 4, Zaragoza).
Larroy
Calíope, 1992, acrílico sobre tela, 150 x 195 cm
Premisa. Premisa.
Cano la interpreta como la musa de la retórica y de la poesía épica. Todo reglado y normalizado: Un perfil anatómico de la laringe y las dos premisas necesarias para que el espectador concluya el silogismo.
Larroy
Terpsícore, 1992, acrílico sobre tela, 150 x 195 cm
1, 3, 1, L, 4, L, 2, 4, R.
La musa de la danza. Una peonza alberga un rígido gráfico de pasos de baile sacado de un cuadro de Andy Warhol. Un gesto impetuoso de vivos colores apostilla la magia que acompaña al decadente ritmo de la peonza. En la paradoja, en esa capacidad que tiene José Luis Cano para expresar contradicciones verbales y plásticas, se sustenta una parte importante de las emociones de sus cuadros.
Larroy
Clío, 1992, acrílico sobre tela, 150 x 195 cm
Texto ilegible.
“El Parnaso que pinté en la cafetería del Torreón de Fortea es una mentira piadosa: Parece un harén....Cabe pensar que una mentira piadosa puede ser la forma más adecuada de dirigirse a un público de café con leche....pero eso no me libra de los remordimientos por no haber dicho toda la verdad sobre un asunto tan sibilino. Esta exposición y este panfleto son, pues, un ajuste de cuentas conmigo mismo”, escribe Cano en el catálogo de Mon Parnasse. En Clío, la musa de la Historia, yugos y flechas conviven con una caja torácica que esconde un texto ilegible, clandestino, que no puede salir al aire libre.
Larroy
Erato, 1992, acrílico sobre tela, 150 x 195 cm
Aeterne pungi cito volat et occidit (Eternamente está pinchando, súbitamente alza el vuelo y mata).
El sueño del caballero es un cuadro de Antonio de Pereda que está en Madrid en La Academia de Bellas Artes de S. Fernando. El noble dormita en su imponente butaca junto a su sueño convertido en un barroco bodegón y tras ellos sobrevuela un ángel, que tiene mucho de exterminador, sosteniendo un fino paño en el que aparece esta frase en latín. En Erato, la musa de la poesía lírica y amatoria, Cano nos acerca a su particular interpretación de la fugacidad de la vida; al clásico tema del amor y la muerte entre grises y vegetales.
Larroy