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de profesión incierta

Dos señoras

–¿Tu madre, qué tal?

–Pues de todo bien menos la cabeza.

–Mira, la mía, al contrario. La cabeza muy bien pero todo lo demás, fatal.

–¿Qué años tiene la tuya?

–Noventa y cinco.

–La mía noventa y tres.

–¿Y qué pasa, que ya no rige?

–El otro día vi unas flores muy bonitas y dije: Bah, le voy a comprar unas flores a mi madre (cosa que no suelo hacer, la verdad) y cuando llego a casa y me ve, me suelta: ¡Anda, ¿ya me he muerto?!

 

 

2 comentarios

cano -

Y yo.

josep m. fernández -

Resultó que la señora estaba perfectamente de la cabeza. Ya quisiera yo para mí un humor tan fino.