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de profesión incierta

Dos señoras jóvenes

– Es que la otra tarde se puso... se puso superasí: borde, se puso borde, y luego, cuando le llamó la jefa, se echó a llorar, pero que lloraba... y yo alucinada, diciendo: ¡joder, tía, pero, ¿de qué vas, no?! Y luego llega el Chuchumeco ese y se pone... Y yo alucinada dicendo: ¡A ver si va a tener que estar aquí siempre el Chuchumeco para que esta esté de buen humor! Ya te digo...

– Pues, tú, tía, ¿sabes lo mejor?: ¡Ver, oír y callar! ¡Y que le den pol culo a todo, ¿sabes?!

 

 

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