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de profesión incierta

Pintura ríos

La Lonja vista desde el Ebro

La Lonja vista desde el Ebro

- La Lonja vista desde el Ebro, 2005, acrílico sobre tela, 97 x 130 cm

(Sin texto).

 

La Lonja vista desde el Ebro y, ahora, desde dentro. 

Larroy

El grito de Heráclito

El grito de Heráclito

El grito de Heráclito, 2001-2004, acrílico sobre tela, 130 x 162 cm

¡Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río!. Heráclito.

 

Se apropia de El grito de Edvard Munch y lo convierte en El grito de Heráclito. Cuando en Tarot Cano fue Quo vadis? (¿a dónde vas?) Ildefonso-Manuel Gil en un párrafo del texto que le escribió para el catálogo nos decía: “Escritor, pintor, racionalista y visionario, José Luis Cano lanza al aire y las recoge en su vuelo mejor las pelotas de la meditación reflexiva y de la libérrima intuición, las del sorprendente inimaginable hallazgo, las pelotas del arte puro y de la divertida profanación. Malabarista del verbo y del pincel o la pluma, captor de gritos y de silencios, aúpa lo cotidiano a extraordinario, desinfla los globos grotescos del embaucador grandilocuente y con la sonrisa de su bondad hace carátulas de los boquiabiertos, regalándoles una compasión que ellos no merecen pero él no quiere dejarlos sin ella”. 

Larroy

Ofelia en Sevilla

Ofelia en Sevilla

Ofelia en Sevilla, 2001-04, acrílico sobre tela, 89 x 116 cm

Casa. Ventana. Niña. Sevilla. AY AY AY AY.

 

Carmen Rodríguez, la madre de José Luis Cano, tiene un cuadro anónimo del XIX en el que se observa, en primer plano, a dos sevillanas asomadas a la ventana y al fondo la Torre del Oro (otra vez el oro). Esa presencia siempre ha mantenido fresca en su memoria una tonadilla que de niño le producía una gran inquietud: “¡Ay, ay, ay, ay! , como se la lleva el río / ¡ay, ay, ay, ay!, niña de mi corazón / En Sevilla hay una casa / y en la casa una ventana / y en la ventana una niña / asomadita al balcón”. Esta pintura se titulaba ¿Esto que requiere?, en Tarot Cano y Cupido lanzaba flechas sobre un cadáver. 

Larroy

La casada infiel

La casada infiel

La casada infiel, 1980-2004, acrílico sobre tela, 89 x 116 cm

E io che me la portai al fiume... (Y yo que me la llevé al río...). F. García Lorca.

 

Cano siempre ha seguido a rajatabla la sentencia de Paul Klee: “Libre, pero rigurosamente contenido” que dio título a una de sus primeras exposiciones en 1976 y por eso, después de un austero periodo de pintar la superficie que le llevó a la pregunta de ¿ahora que?, decidió recomenzar con los temas clásicos de la pintura: El bodegón, la figura y el paisaje. Los temas eran clásicos, los resultados corrosivos. Y los desarrolla por escrupuloso orden a lo largo de casi una década (1979-1988).

Este cuadro fue un bodegón, Tablero de dibujo en la exposición Pintura forana, en 1982 en la galería Sen de Madrid. Muchos años después, estando en Roma, leyó a Lorca en italiano y le produjo una risueña extrañeza. Luego, más como divertimento que como pentimento puso el Tevere sobre el tablero. 

Larroy

Corsi e ricorsi

Corsi e ricorsi

Corsi e ricorsi, 2004, acrílico sobre tela, 50 x 100 cm

Corsi e ricorsi (Cursos y recursos).

 

Cano es un pintor que domina el oficio, tiene buena mano y maneja con soltura todos los recursos plásticos, es de esos pintores de los que se suele decir que tienen facilidad. Claro que solo él sabe el trabajo que le ha costado conseguir ese desenfado visual. Pero su cabeza bulle y no da una pincelada hasta que le envía la orden. Luego la mano fluye como el agua o, quizás, como una sangría de acero. 

Larroy

Río sin retorno

Río sin retorno

Río sin retorno, 1997-2004, acrílico sobre tela, 89 x 146 cm

(Sin texto).

 

De PELÍCULA a película. Un perro andaluz en 1997 pasa a ser Río sin retorno de 2004. Del insulso western a Cano le interesa el título, los rápidos del río, la velocidad, los soberbios paisajes y Marilyn Monroe que aparece warholianamente pintada, realmente muy pintada, sobre un contenedor de palomitas. La mano que aparece al acecho, junto a las montañas, podría ser de Robert Mitchum intentando mantener la barcaza a flote, de un indio peligroso o de un buscador de oro, pero no, casualmente es la de Luis Buñuel. El río es especialmente amarillo. 

Larroy

La playa de los ángeles

La playa de los ángeles

La playa de los ángeles, 2004, acrílico sobre tela, 114 x 146 cm

D´après Marín Bagüés (Después, según, al modo de Marín Bagüés).

 

El cuadro El río Ebro de Francisco Marín Bagüés está en el Museo de Zaragoza y en la cabeza de todos los pintores que acometen la idea de tratar el río a su paso por Zaragoza. La playa de los ángeles, también conocida como la playa de la Química, la pinta Cano del natural en una achicharrante tarde de agosto haciendo una versión actualizada y real de la obra del maestro. Al fondo el obelisco de la plaza de Europa y el muro de Ranillas. 

Larroy

Huck Finn

Huck Finn

Huck Finn, 2004, acrílico sobre tela, 97 x 130 cm

-Hello, Jim, have i been asleep? (-Hola, Jim, ¿me he dormido?)

-Goodness gracious, is dat you, Huck? (-¡Santo Dios!,¿eres tu, Huck?). Mark Twain.

 

El azar, o una mirada interesada, quiso que en medio de la niebla se pueda vislumbrar una balsa en la que están Huck y Jim, los protagonistas de Huckleberry Finn de Mark Twain. Este somnoliento diálogo blanco y negro divide en dos partes el cuadro, separadas por un horizonte artificial. Dos zonas difíciles de conciliar: la vegetal, densa y espesa, donde los verdes se agrisan y se hacen pasados y la brumosa y liviana donde suceden las cosas y se produce el reencuentro camino de...Ohio. 

Larroy

El pozo de San Lázaro

El pozo de San Lázaro

El pozo de San Lázaro, 1984-2004, acrílico sobre tela, 130 x 195 cm

Sin texto.

 

El pozo de San Lázaro forma parte de una serie de cuadros donde Cano decide tratar el tema de los ríos. Su imaginario sentimental. Partía de la idea de que fueran cuadros silenciosos, el silencio propio de la inmersión, el silencio sordo del buceador. Como en este, en definitiva, no quería que tuvieran texto. Pero no en todos lo consiguió. La cueva en la que una penitente redime su pena, que no llegó a estar presente en la exposición de la Sala Luzán de 1984, la convierte en un oscuro y profundo pozo de leyendas que absorbe autobuses y suicidas. 

Larroy

Las gansadas de Rimbaud

Las gansadas de Rimbaud

Las gansadas de Rimbaud, 1997-2004, acrílico sobre tela, 150 x 195 cm

¡Oh naturaleza!, ¡Oh madre mía!, ¡Oh hermana mía!, ¡Oh tía mía!. Arthur Rimbaud.

XVI, XVII, XX, XXII. Cabalística combinación de números.

 

A partir de este cuadro todas son telas inéditas pero en bastantes ha habido anteriormente otro u otros cuadros, muchas veces acabados pero de transitoria existencia. Cano solo comienza a pintar cuando tiene una idea muy clara de lo que quiere transmitir. Con esa idea busca el soporte adecuado, papel, lienzo..., en este caso solo lienzos, y decide si utilizar uno en blanco o repintar sobre alguno anterior que paradójicamente se adapte a su proyecto. La condición es que siempre respetará partes o elementos anteriores y por eso veremos cuadros firmados y fechados dos e incluso más veces. En aquellos en que la presencia de testigos anteriores sea muy evidente y localizable lo indicaré, aunque esos cuadros, lógicamente, solo se puedan buscar en la memoria y en algunos catálogos.

En 1997 fue La Voie Lactée y de ahí vienen los gansos que jugaron a la oca recorriendo un tablero de herejías cristianas y ahora exclaman frases de una carta que escribe Rimbaud convaleciente y aburrido en una casa de campo. 

Larroy