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de profesión incierta

Una señora y un señor

–El otro día vino uno de sus hijos por el bar.

–¿Ah, sí?

–Ya sabe que tiene dos hijos que son iguales.

–Mujer, iguales, iguales...

–Iguales. Los puedes distinguir si están juntos, entonces, sí, pero si no...

–Bueno...

–Pues, eso, que vino por el bar y le dije: Pero, ¿tú quién eres, el de Añón o el de Litago? Y si le digo la verdad, en este momento no recuerdo qué me contestó.

 

 

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