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de profesión incierta

Dos señoras

– ¡Ay, el otro día, qué susto!

– ¿Qué te pasó, pues?

– Ay, chica, pues, que salgo de trabajar a las nueve, me voy a tomar una caña con las amigas, y, cuando ya me iba para casa, suena el móvil, miro a ver y era mi hija. Digo: ¿qué pasa? y oigo que me dice gritando: ¡Mamá, mamá! y de pronto, empiezo a oír un ruido espantoso y unos gritos, como si estuviera llorando o yo qué sé, una cosa rarísima, y yo diciéndole: ¡¿Qué te pasa, qué te pasa?! y nada, que sólo se oía ruido y gritos... Mira, se me puso un cuerpo... Le estuve llamando pero, nada, que no lo cogía. Llamé a mi marido y me dice que le había pasado lo mismo, que le llamó y no oía más que gritos y ruidos... En fin, que ya llegué a casa con el susto en el cuerpo, que yo pensaba: ¿dónde estará? ¿qué le habrá pasado? y, al cabo de un rato nos llama ella...

– ¿Y qué le había pasado?

– Pues, que fue al concierto del Cigala y le estaba gustando tanto que dijo: voy a llamar a mis padres para que lo oigan... Pa’ matarla.

 

 

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