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de profesión incierta

Las tribulaciones de un pintor de provincias en Madrid o lo que cuesta mantener el Círculo de Bellas Artes.

Las tribulaciones de un pintor de provincias en Madrid o lo que cuesta mantener el Círculo de Bellas Artes.

Mi buen amigo Rubén E. decidió que hacía demasiado tiempo que yo no exponía en Madrid (la última vez fue hace ya 20 años) y era un error que había que subsanar inmediatamente. Me recordó que nuestra común amiga Teresa A. se había encargado de que Pepe C. expusiera en el Círculo de Bellas Artes y pensó que podía repetir la misma jugada conmigo. Como Teresa hace muchos años que se fue a Madrid, Rubén llamó a Carmen M. para que me pusiera en contacto con ella, Carmen me pasó su teléfono (tras avisarle de lo que se le venía encima), hablé con Teresa y quedé con ella en Cuatro Caminos, cierto día del invierno pasado.

Le llevé unos catálogos para que pudiera hacer las gestiones oportunas y me explicó que lo de Pepe C. había sido algo circunstancial, que ella no se dedicaba a eso pero que, como tenía mucha cara, estaría encantada de conseguirme la exposición o, por lo menos, de intentarlo. Se lo agradecí reiteradamente y me volví a Zaragoza con cierto cargo de conciencia por haber complicado la vida de una amiga sin ton ni son.

En los meses siguientes, recibí varias llamadas de Teresa informándome del progreso de sus gestiones y a la décima, más o menos, me comunicó que aceptaban hacer mi exposición en la sala Juana Mordó, el 14 de abril de este año, si yo corría con todos los gastos. Diseñé mis estrategias, eché cuentas y confié en poder hacer el catálogo, el transporte y el “vernisage” sin gastarme un euro. No me pregunten cómo porque eso es cosa mía.

Así que llamé a Teresa y le dije que aceptaba las condiciones que me ponían y que me gustaría tener una reunión con la encargada de la sala para concretar. Al cabo de un mes, quedamos en el Círculo, nos recibió Laura M., una joven muy simpática, y cuando empecé a plantearle los puntos que quería aclarar, me interrumpió diciendo que lo primero que tenía que saber es que mi exposición debía estar esponsorizada. Le dije que sí, que yo corría con los gastos de catálogo, transporte y “vernisage” y me respondió que esos eran mis gastos pero que los suyos ascendían a 16.000 euros que yo debía abonar para seguir hablando. Yo me habría levantado inmediatamente pero Teresa, entre atónita e indignada por la novedad, intentó ganar tiempo para asimilar la nueva situación argumentando que podríamos encontrar soluciones. Así que, dispuesto a pasar el rato, pregunté por los gastos que tenía el Círculo, a lo que Laura me respondió que había que pagar un vigilante para la sala durante todo el mes. Le pedí que me contratara, ya que 16.000 euros por un mes de trabajo era un sueldo que me parecía interesante. Como si no me hubiera oído, nos invitó a visitar la sala para que viéramos lo bonita que es y se interesó por el título de la exposición. Le encantó enterarse de que el título era “Blancanieves” y a mí me encantó que la sala, como me señaló amablemente, tuviera una pared más alta que las otras. Le encantó que hubiera previsto hacer unos dibujos en la pared de la entrada para ahorrarme los vinilos correspondientes y la tranquilicé informándole de que el detergente para borrarlos corría de mi cuenta.

Tras la versallesca conversación, Teresa y yo nos fuimos con la música a otra parte.

Ante dos rosados y unas aceitunas, Teresa, casi conmocionada, empezó a pensar la manera de conseguir los 16.000 para que yo no me quedara compuesto y sin sala. Yo sugerí atracar un banco, ella sugirió la posibilidad de pedírselos a su jefe que, por lo visto, tiene cierta afición al mecenazgo. Le hice ver que su jefe no me conoce de nada y que bastante haría si conseguía venderle un cuadro. No le pareció mala idea y prometió intentarlo. Yo le prometí que si conseguía sacarle 16.000 euros a su jefe, nos los repartiríamos como buenos hermanos y al Círculo que le dieran Bola.

Y en esas estamos.

 

 

7 comentarios

cano -

Otro día hablaré de los intermediarios, se lo prometo.

Spanique -

Para mí el gran problema es que todavía se valora mas el hecho de exponer en ciertos sitios aunque vayan cuatro gatos, que exponer en un centro de Juventud y que haya muchas visitas. El gran cancer de nuestras sociedades son esta retahíla de intermediarios y conseguidores, a todos los niveles. Lo vivo como traductora, como formadir de adultos, y como señora que va a comprar al mercado... AL carajop (con perdón) estos parásitos? Si quieres exponer 16000 €... ESo se llama chantaje y está penado por la ley, creo yo

cano -

Las veo a ustedes muy proclives a la vigilancia remunerada, señoras...

Lola -

Esto es algo oido en el bus?
Diria surrealista si no fuera por que me sube: "Sin Verguenza".
Ya puede ser simpatica..."Ya"...por ese dinero doy incluso mi telefono...y si me apura le hago los portes y la vigilancia...tambien saco la lengua a los q me pida.

Loreto -

¿Donde hay que apuntarse para cuidar tus cuadros por esa pasta?Hasta los arroparé y les contare cuentos para que duerman bien.
Besicos

cano -

Oye, está muy bien visto... Gracias.

elguille -

yo creo que no lo has analizado de manera correcta, si estan dispuestos a que pagues 16.000€ para la seguridad de la sala, es que valoran muchisimo lo que alli se va a exponer.... o que son unos jetas, claro!